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Conversación con Xavier Ros de Harquitectes.

jueves, 08 de noviembre de 2012
Conversación con Xavier Ros de Harquitectes.

Nos encontramos en un momento clave en nuestra profesión. La construcción masificada, la arquitectura frívola, la explotación del paisaje... La facilidad con la que se ha construido ha dejado una huella difícil de solucionar a estas alturas. Aún así, quizás no es demasiado tarde. Es ahora cuando los arquitectos tienen que amoldarse a una austeridad y una conciencia ecológica que hasta hace poco apenas existía. Harquitectes y su Gimnasio 704, ganador del premio Arquitectura Joven Enor del 2011, es uno de los muchos ejemplos emergentes, que con su arquitectura racional y comprometida con el entorno consigue concienciar al ciudadano de la necesidad de una cultura sostenible.

¿Por qué el jurado ha optado por premiar al gimnasio 704 para el premio arquitectura joven Enor?

Primero, porque teníamos menos de 40 años –cuando acabamos la obra, claro-. También por la estrategia aparentemente sencilla –pocos gestos- y el uso intencionado y poliédrico de los materiales, maximizando sus posibilidades funcionales y matéricas. Por ejemplo la estructura de madera es además acabado interior y elemento compositivo de la propia fachada (exterior).

¿Cuáles fueron los aspectos determinantes del proyecto? Es decir, ¿Cuál es su contexto proyectual?

Había muy poco tiempo para redactar el proyecto y ejecutar la obra (2 + 4 meses), y durante la construcción, debíamos evitar a toda costa entorpecer el funcionamiento de la escuela. Existía una falta de cohesión en el terreno de asentamiento – una antigua riera terraplenada- por lo que propusimos un edificio aislado construido con sistemas industrializados ‘en seco’, como la estructura de madera prefabricada ligera de paneles microlaminados de muy poco peso y de cargas muy repartidas.

Fotógrafo: Adrià Goula

¿La volumetría estaba impuesta desde el principio?

No era una imposición, fue una decisión nuestra muy inicial que ya no varió: decidimos arrimarnos a la rampa preexistente, de acceso a la escuela, a la vez que dejábamos la pista polideportiva libre y soleada a sur. El volumen del edificio se generó –de forma casi infantil- a partir de una sola cubierta inclinada paralela a la rampa que posibilitaba la escorrentía de la lluvia por gravedad.

Desde la rampa de acceso, el edifico tiene muy poco impacto –es un muro- y solo frente a la pista –un gran espacio abierto- adquiere su mayor dimensión.

Fotógrafo: Adrià Goula

¿Los materiales son uno de los factores más determinantes del gimnasio?

Sí, utilizamos materiales con baja energía incorporada y construcción en seco buscando su máximo aprovechamiento mediante su carácter multifuncional. La estructura prefabricada de madera microlaminada –como ya he comentado- es cerramiento y a su vez marca el ritmo de la fachada tras el policarbonato, que es acabado final y también brinda una función de efecto invernadero. La malla electrosoldada protege el policarbonato y es a su vez soporte de las plantas trepadoras que protegen el policarbonato del sol en verano.

Háblanos de la sostenibilidad en el gimnasio...

Por un lado están los materiales elegidos y el propio proceso constructivo, que posibilitaron una importante reducción de emisiones de CO2. Por otro lado está el funcionamiento climático pasivo del edificio: la idea era calentar la sala principal en invierno generando un efecto invernadero en la fachada sur, calentando el aire de la cámara que forman la hoja interior (aislante de corcho y madera laminada) y el policarbonato de la fachada, permitiendo que el aire entre a través de unas rejillas. En verano las rejillas se cierran y la vegetación da sombra al policarbonato.

© Harquitectes

Y en general, ¿Cómo ha ido evolucionando este concepto en vuestro estudio?

Inicialmente nos interesaban los sistemas tradicionales (generalmente pasivos) que, basándose en cierto sentido común, son muy sostenibles. Con el tiempo nuestras propuestas se han ido complejizando y enriqueciendo, utilizando procesos y sistemas constructivos contemporáneos más tecnificados, sin renunciar a conceptos tradicionales.

Este edificio es de bajo coste, y aún así ha sido posible hacerlo sostenible. ¿Siempre tendéis hacia esta arquitectura low- cost que está tan en boga?

Construimos con el presupuesto que nos dan. Lo que intentamos es sacar el máximo partido al mismo. Si tienes un presupuesto bajo, puedes hacer arquitectura sostenible, si es alto, también. Está en la mano del arquitecto decidir cómo conseguirlo.

Mediante grandes cantidades de dinero se puede conseguir un edificio muy sostenible. ¿Hasta qué punto esta aceptación es sostenible económicamente?

Ni lo sostenible es económico ni lo económico es sostenible. No es vinculante, pero si optimizas los recursos que tienes, al final lo sostenible es económico. Y es ahí donde intentamos reflejar cierta ética profesional.

Indiferentemente del presupuesto ¿Siempre habéis tenido este compromiso ético?

Somos un equipo, y nuestra forma de ser implicó, ya desde el principio, poca voluntad de "dar la nota". La arquitectura que hacemos siempre es discutida entre todos por lo que las opiniones menos defendibles (más subjetivas o, a veces, frívolas) quedan descartadas. Es en este proceso creativo, tan discutido, dónde nuestro posicionamiento ético se hace más patente. Y es esta conciencia ética la que ha propiciado, desde hace ya bastante tiempo, que la sostenibilidad sea uno de los pilares de nuestra arquitectura.

La sociedad alaba a los arquitectos estrella, a "dar la nota" como comentas. Vosotros vais por otro camino, y en cambio, parece que no os estrelláis.

Nuestra arquitectura tiende más hacia cierta normalidad y a buscar la inserción de los edificios en su contexto. Es una cuestión de actitud: somos tranquilos –pero sin renunciar a ser ambiciosos-.

Unos arquitectos, empiezan siendo tranquilos, como Herzog & de Meuron, y al final evolucionan hacia lo que vosotros os negáis a hacer.

Ya veremos qué pasará cuando seamos (más) mayores y crezcamos –¡los arquitectos siempre debemos crecer!-. Puede que nuestra línea sea constante –eso espero-, o que haya algún cambio brusco. Aunque lo veo poco factible, ya que siendo un equipo es más fácil ir ‘corrigiendo’ el camino si nos ‘desviamos’...pero quién sabe.

© Harquitectes

¿Debido a ser cuatro, no frivolizáis? ¿Cómo conseguís que éste trabajo en equipo sea posible?

Ser cuatro no siempre es fácil, pero siendo cuatro somos mejores –y nuestros edificios también-. Al final debido a esta necesidad de ‘lo objetivo’, los proyectos crecen más lentamente pero con mayor solidez. De esta forma quedan fuertemente justificados y son explicables tanto al nivel del arquitecto más especializado como entendibles por el cliente más inexperto.

Se puede llegar a tal nivel de especialización que te impida avanzar, y esto sí que puede llegar a ser un problema en la evolución de cualquier estudio.

La producción de arquitectura en un despacho puede ser muy endogámica y, con el tiempo, puedes comenzar a perderte cosas. Que en Harquitectes estemos involucrados en la docencia (ETSAB y ETSA Vallès) ayuda a que esto no suceda, ya que nos acercamos a otros procesos de reflexión arquitectónica –coincidentes o no- mediante la pluralidad conceptual que existe en las escuelas de arquitectura.

© Harquitectes + DataAE

En cuanto a nivel interno de funcionamiento, en vuestro centro de investigación de la UAB y la residencia del Vallés habéis trabajado con dataAE, ¿Quién colabora con vosotros?

Básicamente existen tres tipos de colaboradores: los primeros son los que forman parte del equipo pero que no son socios (actualmente 5 personas imprescindibles); los segundos, son los colaboradores externos (más variables), habitualmente ingenierías, calculistas, aparejadores y, estos últimos años, también especialistas en sostenibilidad; por último, en algunos concursos restringidos, nos asociamos con otros despachos cómo el nuestro (de momento sólo con dataAE), tanto para sumar fuerzas en la fase de selección, generando un currículum más potente, como por afinidad profesional (línea de arquitectura semejante a la nuestra).

Por lo tanto, ¿la complejidad del proyecto incide directamente en la complejidad del equipo?

Obviamente. Y no hay que olvidar que con dataAE a veces compartimos pero habitualmente competimos. Aún así creo que hoy en día es muy necesario que se produzcan este tipo de relaciones profesionales para ser competitivos y, a su vez, aprender muy directamente de otras aproximaciones a la profesión –que es otra (excelente) manera de crecer menos endogámica-.

Finalmente y como conclusión ¿Qué es lo que creéis que da identidad a vuestra arquitectura y por tanto a vosotros como arquitectos?

Supongo que la suma de todo lo dicho anteriormente. Quizás lo más diferencial es el trabajo con los materiales (sistemas, detalles, composición, etc.), la conciencia sobre el valor de sostenibilidad (reducción de emisiones de CO2, etc.) y el respeto –siempre crítico- por los parámetros de partida (cliente, normativa, etc.). El trabajo sobre el entorno y las (grandes) estrategias, así como la intensidad con la que trabajamos nuestras obras, también ejes de nuestra arquitectura, son lugares comunes más compartidos por otros muchos despachos, o no…